DESDE LA VIDA...

DESDE LA VIDA... Nací en la época equivocada. Amante del cine clásico, la poesía, la lluvia y el invierno. Sueño más de lo que vivo.

Me llamo Selene. Actualmente tengo 16 años. Escribo desde los 5 y me gustaría mostrar mis escritos al mundo.

martes, 9 de abril de 2013

El relato con que he ganado el XXX Certamen Literario de Narración Corta “JORGE GUILLÉN” de Torrox en mi categoría.


LENA TRAS EL ESPEJO


La habitación de Lena se encuentra en el extremo oeste de su casa, dentro de ella hay un espejo cubierto con una cortina que mamá le tiene prohibido destapar.
-¿Qué hay en ese espejo para no poder abrirlo? -Es la pregunta diaria que se formula Lena.
-No sé ni para que pierdes tu tiempo pensándolo -se dice a sí misma-. Sí –reafirma-, ¿para qué? Seguramente no habrá nada. Será un espejo simple y corriente sin ningún misterio, como cualquier otro.¡No me lo creo! ¿Y para qué iba a taparlo entonces mamá? Eso no tiene ni pies ni cabeza. Todas las cosas se hacen por algo. Siempre que hago el más leve intento de hablarle del espejo, mamá empieza a hablar de otro tema. Creo que intuye lo que voy a decir.
Lena sigue hablando en voz alta consigo misma mientras camina con paso ligero  de izquierda a derecha en su dormitorio.
-¿Y si lo destapo? Así responderé a todas mis preguntas, ya que mamá no quiere hacerlo. No, será mejor que no –Lena se contradice pero continúa hablando- Si mamá lo ha tapado será por mi propia seguridad. Pero… ¿Y si simplemente no quiere que se manche?, ¿o es un espejo de oro? –La niña se lleva las manos a la cabeza entusiasmada-. ¡Un espejo de oro! ¿Te imaginas, Lena? -Y tomando firmemente una decisión  dice-: ¡Tengo que abrirlo, no aguanto más! Además, si no lo abro ahora tarde o temprano lo haré.
Lena se convence y, rápidamente, antes de que su mente cambie de opinión se dirige al espejo llena de curiosidad. Vuelve a dudar unos segundos pero, apartando las dudas que brotan en su mente sin descanso, se arma de valor y coraje y, finalmente, quita con sus jóvenes manos la sábana de color rojo cerezo que oculta el espejo, y la deja caer al suelo de madera junto a sus pies.
Lena mira fijamente el espejo, su forma rectangular, sus bordes clásicos. Todo en él es normal. Por más vueltas que le da no consigue entender la razón por la cual mamá lo ha tapado.
Decepcionada al ver que el espejo no esconde ningún secreto, Lena se da la vuelta con intención de recoger la sábana y volverlo a tapar. Pero al mirarlo una última vez sucede algo extraordinario, inexplicablemente entra dentro del espejo y sin saber cómo se encuentra al otro lado de este. Se halla en una habitación de paredes de piedra sin puertas ni ventanas, rodeada de un centenar de espejos como el suyo, pero que siguen cubiertos por otras sábanas rojo cerezo.
Contempla el espejo por el que ha entrado y por el cual puede ver su dormitorio  vacío iluminado por la luz del mediodía.
-¿Dónde estoy?- Se pregunta-.¿Dónde estará la salida?
Entonces Lena ve cómo la sábana vuelve a cubrir el espejo y la habitación en la que se encuentra se queda a oscuras, tapando la visión de su dormitorio.
Lena comienza a gritar asustada y golpea fuertemente el espejo. Pero este ni se rompe ni vuelve a mostrar la imagen. Grita lo más fuerte que puede, llama a su madre, vuelve a golpear el espejo con más fuerza aún. Y al no recibir ninguna respuesta lo intenta también con los demás. Pero no ocurre nada.
Finalmente, Lena pierde la esperanza y cansada por el esfuerzo se sienta en el áspero suelo de aquel indescriptible lugar.
En esa oscuridad no puede calcular el tiempo que transcurre. Quizás segundos, quizás años. Pero llega el momento en el que otra mano, tras otro espejo, destapa una sábana color rojo cerezo.
Y dos miradas se encuentran.