DESDE LA VIDA...

DESDE LA VIDA... Nací en la época equivocada. Amante del cine clásico, la poesía, la lluvia y el invierno. Sueño más de lo que vivo.

Me llamo Selene. Actualmente tengo 16 años. Escribo desde los 5 y me gustaría mostrar mis escritos al mundo.

lunes, 31 de enero de 2011

Cartas de amor


Os presento una de las cartas de amor que he presentado para un trabajo en mi Instituto.
Selene

Querida Marina:
Sé lo mucho que te duele que aún no esté contigo, pero es cierto, que ahora más que nunca anhelo tu abrazo cariñoso, tus labios congelados o tu dulce olor a rosas.
Deseo volver a nuestro hogar y respirar ese cálido olor a leña, pero Marina, ahora estoy lejos de todo lo que me recuerda a ti  y tengo esa presión angustiosa que recorre mi pecho y mi garganta. Trago saliva pero es en vano, porque siguen los horrorosos síntomas de la nostalgia, que poco a poco se clavan en mi cuerpo como espinas.
Ahora, todo mi organismo se descompone. Quiero seguir junto a ti. Quiero retroceder el tiempo solo un segundo.  Quiero rememorar de nuevo la primera vez que te besé.
Cinco años han pasado ya desde que me privaron de mi libertad. Cinco años que son, ya, un milenio para mí. Arturo, ya tendrá 2555 días y casi ni se acordará de su padre, a pesar de la multitud de fotos que le llevo mandando desde que me llevaron. Me temo, que ni siquiera hayan llegado a vuestras manos o que si lo han hecho ni las haya visto y estén llenas de polvo guardadas en un cajón perdido como vagos recuerdos olvidados para no herir su corazón.
Seguramente le habrás dicho que estoy muerto, pues eso es lo que le habrás hecho creer, porque si no, no entiendo por qué jamás me lo has traído. Estoy aquí en pie, aunque un poco confuso y dolorido por la desastrosa vida que me han ido construyendo ladrillo a ladrillo, y a pesar, de mis múltiples intentos de huida, sigo encerrado en esta horrible prisión a la que no sé por qué a ti te dio por llamar hospital.
No creo que te haya llegado ninguna de las cartas que te he ido mandando, día tras día, desde la última vez que te vi, pues de ninguna he obtenido respuesta alguna, pero a pesar de todo, sigo y seguiré intentándolo, una y otra vez, hasta el resto de mis días.
A veces pienso que he perdido la cabeza, alterado por el mundo tan desastroso que llevo viviendo, incluso creo que ni siquiera he llegado a mandarte las cartas y me he imaginado que si lo he hecho, pero te diré, que en mi mente se encuentra tu rostro y que jamás lo olvidaré. Al acostarme veo tu reflejo. Se me hace tan real que acabo creyendo que aún estás conmigo, entonces tú, me dices casi llorando y con los ojos rojos e hinchados, ¿que qué me ocurre?, que no tenemos ningún hijo y que tengo que curarme de esa enfermedad, pero Marina, yo sé que solamente son sueños, aunque desearía que fueran realidad. Sé que entré en esta prisión por un delito que nunca cometí, y que esos señores que se dicen médicos son en realidad mis carceleros.
Espero salir pronto de aquí y así poder subir los peldaños de nuestra casa y encontrarme frente a frente junto a ti.

Te amo y le amo.
Jose.                                        

miércoles, 19 de enero de 2011

Bombardeo a Palestina

Este poema se me ocurrió al ver un bombardeo en Palestina.

Un grito desenvolvió el silencio.
Mató el aire fresco y el viento.
Dejó a las personas sin aliento.
¡Un grito! ¡Un estruendo!
Un trueno que se adentra en la oscuridad.
En un tiempo, en un momento.
Todo quedó en un silencio

domingo, 16 de enero de 2011

¿Qué hay debajo de la cama?

Lo presenté este verano a un taller de microrrelatos que dio Alejandra Vanessa en Cadena Ser Córdoba.

¿QUE HAY DEBAJO DE LA CAMA?

Esa mañana, como todas las mañanas en que me despierto aprisa y corriendo para llegar temprano al Instituto, no encontraba mis zapatos. Como siempre, me puse manos a la obra en mi nueva búsqueda a la que yo siempre llamo “La búsqueda de los zapatos perdidos”.

Empecé por donde siempre empiezo, por debajo de la cama; un lugar lleno de polvo, oscuro, donde solo se pueden apreciar unas rajitas de luz que entran por entre las patas y que solo son suficientes para hacer que los objetos que sin motivo alguno atrapa como imanes, parezcan sombras. Y… os cuento que fue una sorpresa. No porque no encontrara los zapatos, que siempre suelen estar en ese lugar, si no más bien porque al lado de ellos vi a un ser extraño, diminuto y delgado, que hablaba consigo mismo muy alterado, pero al que no se le apreciaba ni una de las palabras que decía. Pude ver como sus ojos centelleaban luminosos conteniendo en ellos todos los colores existentes. Sus orejas se agrandaban y disminuían continuamente. ¡Era algo increíblemente increíble! Su bigote llegaba hasta el suelo. Sus pies eran muy largos y su cuerpo muy corto. No puedo especificar bien el color de su cuerpo debido a la poca luz que había, solo puedo decir que, a veces, se le podían apreciar unos tonos rosados pero tan diminutos que eran casi imperceptibles. Al rato, al ver que ya se me estaba haciendo tarde, alargué la mano para coger mis zapatos y para mi sorpresa él desapareció sin más.

(13 años)

ANOREXIA

Este microrrelato lo presenté al concurso "relatos en Cadena" de la Cadena Ser, pero debido a un problema en el correo no entró. Lo único que pedían era que tuviera 100 palabras y que comenzara por "Y dio otro bocado ..."

ANOREXIA

Y dio otro bocado al bocadillo de jamón. Yo miraba a mi madre, y disimuladamente tiraba todo lo que podía a una servilleta que me había fabricado en mis rodillas. No entendía esa obsesión porque debiera de comer. Yo estaba realmente gorda. Ellos querían que siguiera engordando, como una foca, y no deseaban mi felicidad. Así que después, de las asquerosas comidas bajaba al baño y vomitaba todo lo que pudiera haber comido. Día a día, mi cansancio era cada vez mayor hasta encontrarme hoy, aquí tirada, en la cama de un hospital.


domingo, 9 de enero de 2011

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La biblioteca de los libros olvidados.(12 años)

A María le encantaba leer, sobretodo esos libros en los que no puedes parar porque la intriga no te deja. Un día, fue a la biblioteca más cercana de su casa. Una gran biblioteca antigua aunque un poco espeluznante que llevaba abandonada muchos años. Empezó a leer uno de sus libros, pero de pronto se dio cuenta de que algo no dejaba que siguiera leyendo. No sabía porqué, pero era así. Algo le cortaba. ¡Era muy extraño! Se fue de la biblioteca corriendo, asustada, pues empezó a escuchar unas vagas carcajadas al fondo de está. Se tiró sin aparecer por allí mes y medio. Un día, decidida, volvió a entrar.

La biblioteca parecía tranquila, como si no hubiera aparecido por allí nadie hacia por lo menos medio siglo. Pero, nada era lo que parecía cuando te adentrabas por sus oscuros pasillos. Todo empezaba a gemir, incluso se oían gritos en la planta más alta a la que nunca había subido María. ¡Eran unos gritos terroríficos! Esta vez, María encontró un libro que contaba la historia de la biblioteca. Parecía muy antiguo, estaba hecho a mano con sólo hojas de papel y un bolígrafo. Abrió el libro por una página cualquiera y empezó a leer …

“Y los que leáis esto ahora mismo, pensaréis que esta biblioteca fue cerrada porque sus dueños murieron o quitaron la biblioteca porque no iba nunca nadie. Pues no es así. Está biblioteca fue cerrada por los horrorosos gritos que se oían en sus plantas más altas y que al anochecer vagaban por los pasillos y escaleras de ésta. Yo fuí testigo de ello, y siempre me acordaré de aquellos gritos cada vez más altos y terroríficos que impregnaban el ambiente. Estos gritos provienen de los libros que llevan sin leerse desde hace muchos años y desean ser leídos”

María cerró el libro y desapareció por los largos pasillos.
¡Eran unos gritos terroríficos! Esta vez María encontró un libro que contaba la historia de la biblioteca. Parecía muy antiguo, estaba hecho a mano con solo hojas de papel y un bolígrafo. Abrió el libro por una página cualquiera y empezó a leer …
“Y los que leáis esto ahora mismo, pensaréis que esta biblioteca fue cerrada porque sus dueños murieron o quitaron la biblioteca porque no iba nunca nadie o a lo mejor es que hicieron una nueva,
Pues no es así. Está biblioteca fue cerrada por los horrorosos gritos que se oían en sus plantas mas altas y que al anochecer vagaban por los pasillos y escaleras de ésta. Yo fuí testigo de ello y siempre me acordaré de aquellos gritos cada vez mas altos y terroríficos que impregnaban el ambiente.
Estos gritos provienen de los libros que llevan sin leerse desde hace
muchos años y desean ser leídos”
María cerró el libro y desapareció por los largos pasillos.

"Niña Salvaje"



Niña salvaje (7 años)
Niña salvaje .
¡Qué larga es la vida! y ¡qué cortito tu traje!
Más quisieras que tu traje fuera largo,
y los colores de tus ojos de un rojo amargo.
Más quisieras, más quisieras, poder ser campesina,
para poder ver la luna cerca de las esquinas,
pero como no es así.
Tienes que ser salvaje,
la niña del pelo corto, y también la del traje.

"La rosa de amor"



La rosa de amor(7 años)

El amor se fue al cielo,
y yo me quedé sóla con una rosa en las manos.

Cuando el amor vuelva,
yo ya no estaré aquí,
estaré en el cielo con mi rosita de amor.

Algunas de mis poesías

NIÑA SALVAJE

Niña salvaje .
¡Qué larga es la vida! y ¡qué cortito tu traje!
Más quisieras que tu traje fuera largo,
y los colores de tus ojos de un rojo amargo.
Más quisieras, más quisieras, poder ser campesina,
para poder ver la luna cerca de las esquinas,
pero como no es así.
Tienes que ser salvaje,
la niña del pelo corto, y también la del traje.

ENCADENADA A LAS OLAS

Encadenada a las olas,
atada a las rocas,
la sirena llora,
ahogándose, 
desesperada.
No espera.

Sus piernas no tiene.
Solo tiene una cola y mil escamas.
Se siente agarrada, atornillada.
Sin salir nunca del agua.
Sin andar por la arboleda,
Sin sus pies descalzos tocar el suelo, la arena, las piedras, la tierra.
No espera.

--------------

El vestido azul,
azul claro.
Azul el agua,
la chica sonríe y lo aparta.
Lentamente se desespera y lo agarra.
Lo coge bien y se lo pone.
Todos la miran.
Ella es natural.
No se pinta los labios,
y en la orilla del mar rozando la arena mojada, descalza,
se pone a pensar. 

-------------
En el olivar de Andalucía,
una chiquilla recoge aceitunas.
Una a una.
Se le cayeron algunas,
pero ella sigue recogiendo aceitunas.

El viento mueve su cabello, liso, moreno claro.
La chiquilla recoge aceitunas
porque vive en las dunas.
La chiquilla las recoge, una por una,
mientras mira hacia el cielo y piensa,
¡Es preciosa la luna!

DIFERENTE

No soy yo como tú,
soy diferente.
Yo no me meto en el mar y llego hasta donde no pueden rozar los pies descalzos.
Yo no lloro cuando me dan una alegría.
Yo no me río cuando siento que estoy mala.
Soy diferente.
No soy igual.
Tengo otra cara y otra mirada.
Todos somos diferentes.
Tú lo sabrás.

PUEDO

Puedo escribir los versos que nunca he escrito.
Puedo escribir las palabras que no tengo,
que no entiendo.
Puedo inventar frases nunca inventadas,
nunca aprendidas, nunca habladas.
Puedo ver tu mirada y tu reflejo.
Puedo mirar hacia atrás pero no volver
Puedo rectificar cosas,
pero no borrarlas.
Pueden pasar segundos,
pero no repetirse.
Mañana no será el mismo día.
¡Mañana será el único día!

HAY UN VERSO MUY SENCILLO

Hay un verso muy sencillo
en la cumbre de una rama,
que para llegar hasta él
hay que subirse a una rana,
Y cuando subas a ella,
debes de ser muy bella,
tan bella como una rosa
para volar en mariposa,
Pero para bajar de ella
debes de ser muy golosa,
Y cuando hagas todo esto
sube a la hoja más suprema
que es la que tiene el poema.

"Zarina, mandarina", relato escrito con 9 años

9 Años.-

ZARINA, MANDARINA

Una fuerte tormenta tiró a Zarina al suelo del árbol de las naranjas mandarinas y mandarinos. Zarina no quería pudrirse y convertirse en vieja como otras que cayeron hace tiempo y después murieron. Ella no quería morir. Miraba a las otras mandarinas con desesperación y celos, mientras las otras se reían de ella:
-Ja,Ja,Ja. ¡Zarina se ha caído del árbol! Ja, Ja, Ja, y nosotras no.
La madre árbol empezó a llorar:
-¡Zarina, no te alejes de mí, por favor!
Zarina, con cara de pena, no se alejó de su madre ni un solo momento. Al otro día, llegó un agricultor y la plantó al lado de su madre.
Zarina se llevó varios días llorando bajo tierra porque no sabía lo que le iba a pasar, pero cuando salió de la tierra, ya supo lo que le pasaría. Dentro de poco tiempo se convertiría en un árbol. Ahora las demás mandarinas la envidian, y dicen y repiten:
¿Porqué no viene un agricultor a buscarnos, como hicieron con Zarina? 

"El musigato" , escrito con 10 años

EL MUSIGATO (10 años)

Luci era una niña con 10 años, y su sueño era ser bailarina. Un día bailando en su cuarto se encontró algo misterioso que se escondía debajo de su cama y hacía un sonido muy raro.-¡Doremi, doremi! Luci pensó- suena como si alguien estuviera cantando notas musicales.- Miró debajo de su cama y lo único que vio fue un precioso y chiquuitito gato con los ojos verdes y su cuerpo gris azulado. Fue a cogerlo y el gatito empezó a cantar. Luci dijo:-¿Por qué cantas en vez de maullar?-
Tenía un piano en su cuarto y el gato saltó a tocarlo.
-Tocas de maravilla.- Dijo Luci.
El gato se dio la vuelta y le dijo-claro, si todos los días ensayo. Voy de casa en casa tocando los pianos.
Ella le dijo-¿Te cansarás mucho, no?
-Claro.
-Nunca he visto un gato que hable, ni toque el piano y que en vez de maullar diga doremi.
-No me extraña. Yo soy especial y de hecho nací así.
Luci dijo:
-¿Cómo te llamas?
-No tengo nombre.
-Te llamarás el Musigato.¿Qué te parece?
-¡Me encanta!¡Por fin tengo nombre!
-Ahora ¿me podrías hacer un desayuno? Tengo mucha hambre Ayer me fui a cazar ratas y encima que no me gustan no encontré ni una..
-Eres un gato muy raro.
-Sí, la verdad.
-Pero a pesar de eso me caes muy bien, y ahora mismo te preparo el desayuno.
-Gracias.
Luci le dio el desayuno al musigato, que se lo comió hambriento.
Luci le dijo que si se podía quedar con ella, El le respondió que no podía,-A pesar de todo no soy un gato doméstico. Me gusta pasearme por la ciudad, por los tejados, y muchas más cosas.
Luci dijo con tristeza-Bueno vale- y el musigato le respondió-no te preocupes. Vendré a verte todos los días,
Hasta pronto-dijo Luci con alegría

Mi primer cuento escrito con 5 años

YO TENIA UNA MANZANA

La niña tenía una manzana y le pidió a las
hadas que su manzana hablara y andara.
La manzana se tiró por la ventana, y andó y cantó todo el rato:
- Nanana nana.
- Estoy muy contenta porque puedo hablar, me gusta cantar y bailar, y hoy voy a ir al campo y me lo pasaré muy bien. Cantaré y bailaré.
- Nanana nana nana.

Selene 5 años (Octubre 2002)


Mis cuentos escritos con 6 y 7 años

Estos cuentos están publicados por la Biblioteca Central de Córdoba en un librito junto con todos los cuentos ganadores de todas las categorías


6 años.-

MI MAMA ES UNA BRUJA

-Mamá quiero croquetas ¿Me las das?
-No puedo
-Mamá eres muy mala
-No soy mala, yo no soy mala.
La niña se quedó mirando las estrellas desde su ventana, y de pronto, ve una bruja volando. Llama a su mamá, pero no la escucha:
-Mamá, mamá, mamita.
Mi mamá es una bruja. Mira hacia la ventana y aparece su madre montada en su escoba.
-Mamá, mamá.
Cuando vuelve está la niña mirando las estrellas, y el padre haciendo de comer. La madre probó la comida:
-¡Qué rica!
Pero lo que no sabía la niña es que su padre también era un brujo.
La niña se asoma a la ventana y ve a su padre montado en una escoba, y se da cuenta de que su padre también era un brujo.
A la mañana siguiente cuando se levanta mira debajo de la cama y ve una escoba, y se da cuenta de que ella también era una bruja. 
Y al otro día se fueron los tres volando con sus escobas.



7 años

LA MIRADA QUE YO TE DI

Era un día largo y lluvioso, la gente estaba en su casa, menos yo que estaba en la calle con un viejo paraguas y un abrigo de seda. Mi padre hacía poco tiempo que se había marchado, unas cuantas semanas. Mi madre estaba ingresada. Ya no tenía a nadie. Yo me eché a llorar. Mis lágrimas se reflejaban en el cielo.
Cuando miré la lluvia había pasado, pero todavía no había nadie. Cuando miré al río ví reflejada la cara de un niño. El niño era moderno y guapo, en cuanto lo ví, me enamoré de él. Mis ojos no dejaban de mirarlo y mirarlo. Cada vez que miraba al río lo veía. Yo le dí mi mirada.
En el río encontré un corazón, sólo ponía, que al que tanto veía en el río me quería.
Cuando me hice mayor, me lo encontré en la calle. Le pregunté si era él, el me dijo que sí, devolviéndome la mirada que yo le dí. El me preguntó si quería casarme con él, yo le respondí que sí. El me cogió en brazos, y cayerón flores del cielo.

Presentación de mi libro en la Biblioteca Central de Córdoba

http://biblioteca.ayuncordoba.es/index.php/actividades/759-cuentos-poesias-selene#commentshttp://biblioteca.ayuncordoba.es/index.php/actividades/759-cuentos-poesias-selene#comments

Portada y contraportada de mi libro



                                            


Lo podéis encontrar en:
El Principito Librería 957431902
Librería Luque 957498333
Librería la luna 957477253
Librería Sur 957255747
La factoría del arte 957470677
También podéis pedirlo por correo electrónico a escritosdeselene@gmail.com



"La mirada del silencio" (principio de un relato que escribí hace un año)

El viento soplaba lentamente. El frío se apoderaba de las casas, y yo clavaba la mirada en el vaho del cristal. A veces pensaba que este mundo no cambiaría, pero yo seguía allí, insensata y llena de dudas, buscándole sentido a la vida. Una vida corta, pero eterna, en la que el mundo se me hacía pequeño.

Yo sabía que lo complicado era complicado y que el futuro no se podía cambiar, pero algo entre otras cosas siempre me llamaba la atención. No sabía exactamente lo que era, ni qué tenía que ver en este mundo siempre inmerso en la oscuridad. Entonces, entre la niebla, la lluvia se apoderó de aquella tarde fría y… sin saber por qué, el resplandor de una mirada se clavó en la mía y, como si nada, volvió a desaparecer en la oscuridad de aquel día.

Por un momento, esa mirada me dejó sin aliento y dentro de mí existía el vago deseo de volver a verla. Todas las tardes yo volvía a clavar mi vista en la ventana y esperaba su llegada. Pasaron los días y aquella mirada de ojos oscuros y resplandecientes no volvía a aparecer; yo me preguntaba qué era lo que me llamaba la atención de esos ojos, que me absorbían por completo, y que me  sumían en ese estado casi hipnótico, pero… Solo me acordaba de esa energía que irradiaban y cuyo recuerdo era cada vez más y más desesperante.

Todos los días, yo, callada, en silencio, volvía a plantarme frente a la ventana en busca de aquella mirada.

Un día, sin saber por qué, volví a sentir aquella energía que volvió a impactarme. Entonces ésta, despreocupada y silenciosa, se volvió a clavar en el cristal y dejó que sus pupilas se agrandaran en la oscuridad. Así, lentamente, cerró los ojos y desapareció entre la niebla.

Asustada, pero a la vez intrigada por aquella mirada, salí a la calle y, entre la humedad y aquella niebla de la que antes hablé, me senté en un banco y ciega de asombro comencé a pensar…

A pesar del frío sentía calor, aquel calor sofocante casi quemaba mi cuerpo. Eran sentimientos extraños que yo desconocía casi por completo. ¿Cómo tenía una mirada tanta fuerza para cambiarme, para cambiar el rumbo de todo, de mi vida?
El viento soplaba lentamente. El frío se apoderaba de las casas, y yo clavaba la mirada en el vaho del cristal. A veces pensaba que este mundo no cambiaría, pero yo seguía allí, insensata y llena de dudas, buscándole sentido a la vida. Una vida corta, pero eterna, en la que el mundo se me hacía pequeño.

Yo sabía que lo complicado era complicado y que el futuro no se podía cambiar, pero algo entre otras cosas siempre me llamaba la atención. No sabía exactamente lo que era, ni qué tenía que ver en este mundo siempre inmerso en la oscuridad. Entonces, entre la niebla, la lluvia se apoderó de aquella tarde fría y… sin saber por qué, el resplandor de una mirada se clavó en la mía y, como si nada, volvió a desaparecer en la oscuridad de aquel día.

Por un momento, esa mirada me dejó sin aliento y dentro de mí existía el vago deseo de volver a verla. Todas las tardes yo volvía a clavar mi vista en la ventana y esperaba su llegada. Pasaron los días y aquella mirada de ojos oscuros y resplandecientes no volvía a aparecer; yo me preguntaba qué era lo que me llamaba la atención de esos ojos, que me absorbían por completo, y que me  sumían en ese estado casi hipnótico, pero… Solo me acordaba de esa energía que irradiaban y cuyo recuerdo era cada vez más y más desesperante.

Todos los días, yo, callada, en silencio, volvía a plantarme frente a la ventana en busca de aquella mirada.

Un día, sin saber por qué, volví a sentir aquella energía que volvió a impactarme. Entonces ésta, despreocupada y silenciosa, se volvió a clavar en el cristal y dejó que sus pupilas se agrandaran en la oscuridad. Así, lentamente, cerró los ojos y desapareció entre la niebla.

Asustada, pero a la vez intrigada por aquella mirada, salí a la calle y, entre la humedad y aquella niebla de la que antes hablé, me senté en un banco y ciega de asombro comencé a pensar…

A pesar del frío sentía calor, aquel calor sofocante casi quemaba mi cuerpo. Eran sentimientos extraños que yo desconocía casi por completo. ¿Cómo tenía una mirada tanta fuerza para cambiarme, para cambiar el rumbo de todo, de mi vida?

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jueves, 6 de enero de 2011

No olvidaré, poema que he escrito hoy mismo.

No olvidaré las rosas que han caído,
cargándose mi cuerpo maldecido.
No olvidaré viajes sin destino,
ni las oscuras mariposas del olvido.
No olvidaré reflejos decaídos.
¡En el espejo, mi rostro dolorido!
No olvidaré jamás, nunca el olvido.
Sentiré mi corazón siempre encogido.
¡En mi puño arrancado lo he sentido!
No olvidaré la altura del abismo,
como el duro golpe de un latido.
No olvidaré mil flores con cuchillos.

14 años.

domingo, 2 de enero de 2011

Aquí os dejo un microrrelato que escribí con 12 años.

OPACO 

No sabía como lo hacía, pero sus ojos no se movían con su mirada. A veces no volvía sus ojos hacia mí, pero yo presentía que me estaba mirando. Con una de esas miradas que queman tu cuerpo, que inundan tus pensamientos, así.

Busqué entre sus ojos alguna señal, algo que me dijera por qué no apartaba su mirada de mí, pero no la encontré. Solo vi mi reflejo en sus ojos, lo que me hizo dar un respingo. No sé por qué, pero noté que él se dio cuenta. Me sentía incomoda en estas circunstancias en las que pareces el centro del mundo.
Pero… él seguía sin mover la mirada. Era como una estatua, con esos ojos casi opacos en los que me reflejaba.
Su mirada era tan profunda, tan intensa, como un océano sin fondo, oscuro, donde cae una tormenta y el oleaje esta revuelto.
No apartaba aquella mirada de mí. Entonces, en un instante casi muerto, me levante para depositar mi almuerzo en la barra, y disimuladamente mire hacia atrás, pero él, ya había desaparecido.



Este microrelato estará incluido en el libro VIII Muestra Provincial de Narrativa desde el Aula que será editado por la Diputación de Córdoba.